Una empresa francesa crea fragancias con el olor pesonal de nuestros seres queridos para recordarlos después de muertos
La muerte es lo más democrático del mundo. No entiende de estatus social, raza o religión. Antes o después, todos morimos y dejamos atrás a seres queridos que tienen que lidiar con el dolor de la ausencia. A pesar de que todos pasamos por la pérdida de alguien a quien amamos, no todo el mundo lo lleva igual. Algunos optan por no hablar de la persona fallecida, otros por recordarla en todo momento… Y algunos necesitan aferrarse a algo que le perteneciera, un objeto, un bien.. ¿un olor?
Y es que ahora podemos conseguir que el olor de la persona ausente se quede con nosotros para siempre. Lo consigue Kalain, una empresa francesa que han montando una madre y un hijo para conservar esos olores particulares que acompañaban siempre a nuestros seres queridos fallecidos.
Cada uno tenemos un olor, más o menos particular y más o menos intenso. Cuando entramos en una habitación, la impregnamos de nuestro aroma. Y esto es lo que Katia Apalategui, fundadora de Kalain, más echaba de menos de su padre, Fermín, cuando este falleció. Por eso se le ocurrió que le gustaría conservar ese recuerdo antes de que desapareciera de su memoria para siempre con el paso de los años.
“Un día le conté esto a mi madre y ella me dijo que sentía la misma necesidad y por eso nunca había lavado la funda de la almohada sobre la que dormía. Pensé que si había dos locas que pensaban de la misma manera, tal vez otras personas tuviesen la misma necesidad”, ha explicado Apalategui, de ascendencia navarra, a la BBC.
Y dicho y hecho. Gracias a un convenio con la Universidad de Le Havre, en Francia, ha conseguido que su Unidad de Química Orgánica y Macromolecular (Urcom) separe de una prenda las moléculas odorantes y que puedan plasmarse en un perfume. Así, con llevarles algo de ropa del difunto, o cualquier tejido que haya estado en contacto prolongado con él, Kalain garantiza una réplica “exacta” de la esencia de la persona a la que echas de menos.
Florian Rabeau y Katia Apalategui, impulsores de Kalain.
Apalategui, de 52 años, se dedicaba a ser agente de seguros. Ahora lleva la empresa Kalain junto a su hijo, Florian Rabeau, estudiante de empresariales.
Aunque la idea de Apalategui nació por la pérdida de su padre, tanto ella como su hijo no quieren que la actividad de kalain se reduzca a la posibilidad de capturar la esencia de personas muertas. Creen que tiene otras muchas posibilidades, para parejas que están separadas temporalmente, por ejemplo, o para madres que se separan de sus bebés por primera vez cuando vuelven al trabajo y que su olor les puede hacer más llevadera la separación.
Y, ojo, que no sólo son capaces de reproducir el olor de las personas. Si has perdido a tu mascota y todavía guardas algún tejido con su olor, en Kalain también prometen guardar su esencia para siempre.